SABER
Hay saberes de mentira y saberes que son lo que tiene que ser. Entre los primeros, el más frecuente, común y cotidiano es el basado en el rumor, el cotilleo y el chisme. Y tiene su importancia… tanta como cada uno le quiera dar. Pero indudablemente, entre quienes le dan mucha, les organiza la vida y les quita el sueño. Ocupa toda su mente y todo su tiempo. Y funcionan así por la vida. Y lo llaman saber y lo llaman vida. No encuentro adjetivo positivo para esta forma de saber, ninguno. Y el asunto tiene chicha, porque los que piensan por los demás y facturan a lo grande por ello, se pusieron manos a la obra y han creado el submundo de las redes sociales. Han sustituido el mover el dedo para apartar el visillo y meter las narices en la vida de los demás, por un movimiento similar sobre una pantalla. No voy a seguir por aquí. […]