María, la recepcionista
Cuando terminé mis estudios en la escuela normal no había manera de encontrar trabajo. Después de mucho tiempo me dieron un empleo en un colegio…, en la portería.
En la primera entrevista el Hermano Director me dijo que mi trabajo era de los importantes. No comprendía nada y pensaba que se burlaba de mí o que, simplemente, quería animarme.
Los primeros días no fue nada fácil, no sabía cómo tratar a las personas. Con aquello de la importancia de hacerme respetar, siempre estaba de mala cara. Me sentía insegura. Un domingo, en la eucaristía, escuché el evangelio de aquella María que lavó los pies de Jesús con perfume y los enjugó con sus cabellos. […]