Como sabéis, llevamos ya unos cuantos años trabajando la educación de la interioridad en nuestros Colegios: “Proyecto LATIDO”. La interioridad es uno de los aspectos importantes para poder trabajar la competencia espiritual y la espiritualidad (uno de los 5 valores principales que recoge el Proyecto CONFIANZA) pues nos pone en camino para poder conocer mejor nuestro propio yo y abrirnos a los demás y a la transcendencia.
“Interioridad y espiritualidad”.Este es el título de un libro escrito por Josep Otón Catalán publicado el año pasado. Os transcribo algunos párrafos del mismo que pueden servirnos de aclaración y reflexión en nuestro trabajo de interioridad en los colegios. ¿A qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de Interioridad?
Cuando nos referimos a la interioridad, estamos aludiendo a una capacidad del ser humano para descubrir el sentido de la existencia.Resulta muy cómodo ser simples espectadores de la vida; mirarnos a nosotros mismos, a los demás o al mundo en general quedándonos en la superficie, en las apariencias, conformándonos con las explicaciones simplistas que banalizan la realidad. Pero el ser humano dispone de la capacidad de adentrarse en lo real, de ahondar en la existencia y descubrir significados cada vez más profundos, que afectan de forma decisiva a toda la complejidad de la vida.
La interioridad es el ámbito donde se produce el descubrimiento de estos niveles de profundidad de la existencia, los cimientos sólidos que sustentan la personalidad. El edificio de nuestro ser individual es más estable cuanto más profunda es la concepción que tenemos de nosotros mismos, de los demás, de la naturaleza o de la historia.
En todo individuo, la interioridad es comparable a las raíces de un árbol. No son la parte más vistosa (…). A pesar de ello, su función es esencial: captan del suelo el agua y los nutrientes necesarios para la subsistencia de la planta y le dan consistencia para que no esté a merced de los vientos y de los avatares a los que se ve sometida en la superficie.
Cuerpo e interioridad
El cuerpo es el gran olvidado de la espiritualidad cristiana. En cambio, es del todo evidente que se trata de una vía de acceso a la interioridad.
En la tradición bíblica no es posible separar cuerpo y espiritualidad. Se ora con el cuerpo: de pie, postrado o con los brazos levantados. La palabra se canta y se baila. Se grita y se musita. En cambio, hemos ido derivando hacia cierto hieratismo espiritual(…). Lo racional suple a lo vivencial. Los ejercicios espirituales parecen dirigirse a la mente, con la intención de persuadirla y, una vez convencida, modificar la conducta recurriendo a la fuerza de voluntad.
Hoy, el trabajo de la interioridad apuesta por renovar la metodología, dado que en una sociedad rendida a lo exterior resulta muy difícil emprender la vía interior solo con sabios consejos y reflexiones bien argumentadas.
Por eso la interioridad se vale de la respiración, la relajación, las dinámicas, la visualización… En la educación de la interioridad no basta con dar una buena conferencia, es necesario experimentar.La educación de la interioridad requiere nuestra participación activa. Todos los ámbitos de la persona concurren en una actividad que se nos muestra como un reto. Nuestro cuerpo tiene que colaborar, así como los sentidos, las emociones, los recuerdos… Y el mensaje es un auténtico desafío para la razón. No se nos da de forma explícita. Hay que buscarlo, pensarlo, discutirlo…
Acompañar
A trabajar la interioridad no solo se aprende a través de técnica o de estrategias más o menos sofisticadas. Es imprescindible la figura del acompañante, aquel que ha realizado el recorrido previamente y orienta, a partir de su experiencia, a los que se atreven a adentrarse en los vericuetos del interior.
Interioridad habitada
Nuestra interioridad no se queda en simples técnicas de relajación, visualización, mindfulness… La interioridad está habitada por Dios.
“Aunque Dios está presente en todas partes, sin embargo, solo es presente a ti en la parte más honda y más central de tu alma. Los sentidos naturales no pueden poseer a Dios ni unirte a él; aún más, tus internas facultades de entendimiento, voluntad y memoria solo pueden lanzarse hacia Dios, pero no ser el lugar de su habitación en ti. Mas existe una raíz u hondura de ti de donde surgen todas esas facultades, como líneas de un centro, o como ramas del tronco de un árbol. Esta hondura es llamada centro, base o fondo del alma. Esta hondura es la unidad, la eternidad -casi dije la infinidad- de tu alma; pues es tan infinita que nada puede satisfacerla o darle descanso sino la infinidad de Dios.”(William Law)
El interior humano es la cripta donde Dios se manifiesta.Allí se encuentra la perla preciosa, el tesoro escondido, la semilla del sembrador o la dracma perdida. Por eso San Pablo proclama: “Somos santuarios de Dios vivo”.
La educación de la interioridad puede contribuir a desarrollar una pedagogía del misterio,a abrir caminos hacia el debir interior. Ahora bien, no podemos olvidar que el encuentro con la trascendenciano es fruto del esfuerzo o del conocimiento, sino que es puro don.
En este sentido, la mística cristiana no pretende explorar la interioridad por curiosidad o por afán de vivir experiencias extraordinarias. Plantea preparar el espacio para acoger a un huésped cuya voluntad es comunicarse con nosotros.Podemos preparar las estancias donde se alojará, pero de ningún modo forzarlo a visitarnos. Lo hará por pura gracia.