Creemos en nuestros valores
Desde la educación aspiramos a construir un mundo cada vez mejor. Para ello es imprescindible desarrollar personas que crean en los valores que hacen mejores a los hombres y a la sociedad.
Confianza.
La escuela corazonista está llamada a desarrollar un sistema de confianza, tanto a nivel de estructuras como de personas. Nuestra escuela tiene que ser el lugar donde la confianza se desarrolle como el valor básico donde tiene lugar los aprendizajes. De aquí la importancia de desarrollar una verdadera pedagogía de la confianza.
Compasión.
Tener compasión es asumir que conocemos por experiencia cualquier geografía humana y que nada que le sucede al hermano nos es ajeno. Por eso llevamos a la práctica al pie de la letra y sin excepciones el mensaje evangélico: “no juzguéis y nos seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados; dad y se os dará: una medida buena, rebosante pondrán en el regazo de vuestros vestidos. Porque seréis medidos con la medida con la que midáis”.
Esfuerzo.
Trabajar en la construcción de un mundo más humano es una tarea que require esfuerzo y disciplina. La adquisición de conocimientos y una relación positiva con los demás, son objetivos que no se consiguen de la noche a la mañana. Lo que cuesta, vale. Mirar las dificultades deel camino que recorremos nos hace desear con más pasión la meta.
Humildad.
La humildad no es pensar menos de ti mismo, sino pensar menos en ti mismo. Nos pone los pies en la tierra para mirar al cielo sin sobresaltos. Constituye la base para llegar a la amistad. Permite formar grupos de trabajo que sirvan al interés común.
Espiritualidad.
Dios es imprescindible en la vida del hombre. Por eso cultivamos la inteligencia espiritual, que nos capacita para dar un sentido trascendente a la vida, vivir más conscientemente, potenciar nuestra interioridad y acoger el Evangelio.